versos los atribuyo a vosotros, blancos corderos de suave pelaje. Me gusta como os mantenéis callados sin
dejar que el silencio se rompa, agachando la cabeza siempre que os ordenan hacer vuestra tarea, aunque
esta os parezca injusta. A veces me decepcionáis, sobre todo cuando parece que vais a alzar la voz,
protestando por las normas que nuestro gobierno ha impuesto por vuestro bien. Pero tal sensación
desagradable desaparece gracias a vuestro miedo que hace de gritos silencio y de pensamiento
resentimiento.
Son pocos los que no conocéis el miedo pero estos tienen sus respectivos castigos, los reeducamos, les
enseñamos que no está bien luchar por sus ideales, no está bien decir lo que se piensa, rebelarse contra el
gobierno que es el único que vela por vuestro futuro.
Mansos corderos, vosotros habéis de ocuparos de vuestros asuntos, marchaos al bar a discutir sobre el
futbol, mirad todos los programas de salsa rosa, impregnaos de absurdas distracciones que ciegan vuestros
ojos y no os dejan ver lo evidente.
Tranquilos la cultura no sirve para nada, ¿de qué sirve leer? ¿De qué sirve pensar? ¿De qué sirve luchar? No malgastéis vuestra fuerza. Es más fácil no hacer nada.
Atentamente, vuestra perdición.
Júlia Albesa
Estudiant de Periodisme
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